domingo, 9 de marzo de 2008

EL ABSOLUTISMO ESPAÑOL:



Con los Reyes Católicos, España es la gran potencia de la Europa Moderna. Su poder y riqueza se deben a dos factores:
A) La monarquía se beneficia más que ninguna otra de Europa de la política de pactos matrimoniales.
B) La conquista colonial americana pone en sus manos gran abundancia de metales preciosos.
- Ningún otro Estado absolutista de Europa Occidental alcanza un carácter tan nobiliario y tan enemigo del desarrollo burgués.
Reyes Católicos -. Con su matrimonio en 1.469 quedan unidas las Coronas de Aragón y de Castilla: Nace el absolutismo español. Castilla cuenta con una boyante economía lanera. Aragón es una potencia territorial y comercial en el Mediterráneo, controlando Sicilia y Cerdeña. El absolutismo español es, sin embargo, modesto y limitado en su desarrollo interior. Las diferencias políticas entre Castilla y Aragón son demasiado grandes para la construcción de un absolutismo centralizado y simétrico.
• Castilla -. El poder sobre ella es total pues las condiciones son muy propicias. Las medidas que toman son:
- Reorganización económica.
- Aumento de la fiscalidad.
- Supresión del poder de las Órdenes Militares (para lo cual el Rey se hace nombrar Gran Maestre de las mismas) y de la autonomía municipal.
• Aragón -. Sigue gozando de un complejo panorama de libertades proveniente de la Edad Media.
- Ante este total desequilibrio nunca se planteó la cuestión de una fusión administrativa entre Castilla y Aragón. La Inquisición fue la única y verdadera institución “española” unitaria en todo el territorio, compensando de alguna forma la división y dispersión existentes en el Estado.
Carlos V -. Cuando sube al trono, estalla en Castilla una amplia revolución urbana por los expolios a que se ve sometida: La Rebelión Comunera (1.520 -1.521). Aunque el movimiento consigue el apoyo de algunos nobles, sus protagonistas son las masas artesanas populares lideradas por la burguesía urbana; el movimiento no encuentra apoyo en el campo, y al final la aristocracia se une a los ejércitos del Rey. La victoria del absolutismo monárquico en Castilla supone curiosamente la derrota de la burguesía de las ciudades, pero no la derrota de los nobles: en el resto de Europa occidental son las rebeliones aristocráticas las suprimidas y no las burguesas.
- Con Carlos V el imperio de los Habsburgo (o de los Austria) se extiende hasta América, pero se paraliza la centralización administrativa dentro de España; de modo que queda truncada la unificación del conjunto del imperio internacional con el español: América, queda ligada jurídicamente al reino de Castilla y el sur de Italia a la Corona de Aragón. La economía atlántica y mediterránea nunca se fundirán en un único sistema comercial.
- Con este rey se inaugura también la secuencia de guerras europeas que acabarán con el gran poderío español en Europa. Préstamos financieros holandeses, metales de América (que acaban minando el potencial productivo agrícola y manufacturero de Castilla) y presión fiscal que recae sobre todo en Castilla, llevan a la bancarrota del Estado. Además, se pierde la ocasión de la unificación fiscal y administrativa que es condición previa del absolutismo en el resto de los países europeos.
Felipe II -. Sube al trono en 1.556 tras la abdicación de Carlos V. Un año después, tiene que declarar formalmente la bancarrota del Estado. Es dominado por su valido valenciano Lerma, que toma dos medidas importantes: el sistemático uso de las devaluaciones como medio para salvar las finanzas reales y la expulsión de España de los moriscos, con lo que se debilita la economía rural de Valencia y Aragón. Desde 1.600 las colonias americanas son autosuficientes y dejan de importar los artículos básicos de España. A este deterioro de las relaciones comerciales España / América se une el crecimiento de la aristocracia colonial cuya riqueza proviene más de la agricultura que de la minería: Las minas entran en crisis y la producción de plata disminuye. Por otra parte Inglaterra y Holanda, competidoras marítimas de España, se hacen más prósperas y poderosas.
Felipe IV -. Al acceder al trono en 1.621 deposita el poder en manos del Conde-Duque de Olivares. Nueva guerra en Europa europea en la que también participa España, la Guerra de los 30 años. El absolutismo francés explota el separatismo regional español: Levantamiento general de Cataluña (guerra dels segadors), sublevación de Nápoles y Sicilia, pérdidas de Holanda, Alsacia, Artois, Rosellón, Portugal y parte de Cerdeña. Desmoronamiento del poderío español en Europa y agudización de la decadencia española.
Carlos II, el Hechizado -. Los nobles reconquistan el poder político central. Gran depresión económica. Cuando este rey muere, en 1.700: Fin de la casa de Austria en España e inicio de la Guerra de Sucesión. Se instala en España una nueva dinastía, la de los Borbones franceses, que:
- Someten a los grandes y les expulsan del poder central.
- Crean a finales del siglo XVIII un Estado unitario y centralizado.
- Un ejército refundido y profesionalizado.
- Una Administración colonial reforzada y reformada.
- No consiguen, sin embargo, revitalizar la vida española ni vencer los parti-cularismos regionales.
Addenda -. (Apuntes de clase del 21/05/97).
Características del absolutismo español del siglo XVI -.
- Con los Reyes Católicos la monarquía española es la más potente del mundo; pero no España como nación, que todavía no existe, sino el poder y riqueza de una casa real de un país eminentemente pobre que vive del crédito de la banca holandesa.
- El absolutismo es la última gran formación del Estado feudal (Monarca absoluto = Gran señor feudal) y la transición al capitalismo, en el que el poder pasa de los nobles a los burgueses.
- El tránsito del feudalismo al absolutismo es efectuado con la ayuda de los siguientes instrumentos o mecanismos:
- Ejército único, profesional y permanente.
- Política de matrimonios concertados.
- Incorporación de nobles y burgueses al aparato burocrático estatal.
- Traspaso dinástico del poder.
- Gran importancia de la economía, el derecho, la diplomacia y la burocracia..

BIBLIOGRAFIA:


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EL ABSOLUTISMO FRANCES


EL ABSOLUTISMO FRANCES

Al iniciarse el siglo XVIII, el sistema político predominante en Europa era el absolutismo monárquico, resultado del fortalecimiento del poder real iniciado desde finales de la Baja Edad Media. Este sistema se sustentaba esencialmente en la nobleza, que continuaba siendo el grupo dominante, propietario de la mayoría de las tierras y detentador de cargos y privilegios. La burguesía, a pesar de su enriquecimiento, carecía de influencia política y permanecía marginada de los círculos de poder. A finales del siglo XVII se produjeron en Holanda y en Inglaterra una serie de transformaciones políticas que comenzaron a limitar el poder de la monarquía y a abrir camino al parlamentarismo. (Ampliar: Gobierno Absolutista)
El reinado de Luis XIV Richelieu murió en 1642 y Luis XIII en 1643, dejando el trono a su hijo de cinco años, Luis XIV.



principios de su gobierno en solitario, Luis XIV estableció la estructura del estado absolutista. Organizó un número determinado de consejos consultivos y, para ejecutar sus instrucciones, los dotó de hombres capaces y completamente dependientes de su persona. La demanda de los parlamentos provinciales de un veto sobre los decretos reales se silenció totalmente. Los nobles potencialmente peligrosos, por ser descendientes de la antigua nobleza feudal, quedaron unidos a la corte a través de cargos prestigiosos pero de carácter ceremonial, que no les dejaban tiempo libre para su actividad política. La burguesía se mantuvo políticamente satisfecha con la garantía de orden interno que le ofrecía el gobierno, el fomento activo del comercio y la industria y las oportunidades de hacer fortuna explotando los gastos del Estado.
Luis XIV y la Iglesia El rey, gracias al poder de nombrar a los obispos, consiguió un dominio firme sobre la jerarquía eclesiástica. El monarca gobernaba como representante de Dios en la tierra, y la obediencia del clero le proporcionó la justificación teológica de su derecho divino. Un movimiento disidente, el jansenismo, que se desarrolló en el siglo XVII, constituyó una amenaza política por el énfasis que daba a la supremacía de la conciencia individual, por lo que Luis luchó contra él desde sus comienzos.

principios de su gobierno en solitario, Luis XIV estableció la estructura del estado absolutista. Organizó un número determinado de consejos consultivos y, para ejecutar sus instrucciones, los dotó de hombres capaces y completamente dependientes de su persona. La demanda de los parlamentos provinciales de un veto sobre los decretos reales se silenció totalmente. Los nobles potencialmente peligrosos, por ser descendientes de la antigua nobleza feudal, quedaron unidos a la corte a través de cargos prestigiosos pero de carácter ceremonial, que no les dejaban tiempo libre para su actividad política. La burguesía se mantuvo políticamente satisfecha con la garantía de orden interno que le ofrecía el gobierno, el fomento activo del comercio y la industria y las oportunidades de hacer fortuna explotando los gastos del Estado.
Luis XIV y la Iglesia El rey, gracias al poder de nombrar a los obispos, consiguió un dominio firme sobre la jerarquía eclesiástica. El monarca gobernaba como representante de Dios en la tierra, y la obediencia del clero le proporcionó la justificación teológica de su derecho divino. Un movimiento disidente, el jansenismo, que se desarrolló en el siglo XVII, constituyó una amenaza política por el énfasis que daba a la supremacía de la conciencia individual, por lo que Luis luchó contra él desde sus comienzos.



BIBLIOGRAFIA:



es.wikipedia.org/wiki/Absolutismo
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EL ABSOLUTISMO INGLES

Los Tudor y la nueva Monarquía absoluta
En 1485, Enrique VII, heredero de la Casa de Lancaster y de la Casa de York, resulté vencedor en la Guerra de las Dos Rosas y fundó la dinastía Tudor. Su objetivo más importante fue concentrar y reforzar, nuevamente, el poder de las instituciones centrales de la monarquía, debilitadas por los enfrentamientos entre los nobles. Bajo su administración, los dominios reales se ampliaron y los ingresos de la corona se triplicaron. El Parlamento, que se reunía todos los años, dejó de ser convocado. Finalmente, el poder absoluto del rey se consolidó cuando Inglaterra se enfrenté con la Iglesia Católica de Roma, y Enrique VIII se convirtió en el jefe de la Iglesia inglesa reformada, que se llamó anglicana.
William Shakespeare (1564-1616) fue un escritor inglés. y uno de los más grandes dramaturgos de todos los tiempos. Escribió dramas históricos inspirados en la tradición inglesa y en la antigüedad, como Ricardo III, Enrique V, Julio César, Antonio y Cleopatra, y también comedias de intriga y tragedias como Romeo y Julieta, Hamlety Rey Lear, entre otras.
“La monarquía se había convertido bajo los Tudor en un poder absoluto. La alta nobleza, al fin de la Guerra de las Dos Rosas, estaba aniquilada casi por completo; la nobleza interior, los campesinos propietarios de tierras y los burgueses ciudadanos querían ante todo paz y orden. Shakespeare, en sus obras, ve el mundo con los ojos de un burgués. Su defensa de la monarquía, lo mismo que la de sus contemporáneos, se explica por su miedo al caos.” Arnold Hauser, historiador húngaro-inglés contemporáneo, especialista en historia del arte.
Los Tudor y la nueva monarquía absoluta
Enrique VIII
Isabel I: La Reina Virgen
En 1485, Enrique VII, heredero de la Casa de Lancaster y de la Casa de York, resultó vencedor en la Guerra de las Dos Rosas y fundó la dinastía Tudor. Su objetivo más importante fue concentrar y reforzar, nuevamente, el poder de las instituciones centrales de la monarquía, debilitadas por los enfrentamientos entre los nobles. Bajo su administración, los dominios reales se ampliaron y los ingresos de la corona se triplicaron. El Parlamento, que se reunía todos los años, dejó de ser convocado. Finalmente, el poder absoluto del rey se consolidó cuando Inglaterra se enfrenté con la Iglesia Católica de Roma, y Enrique VIII se convirtió en el jefe de la Iglesia inglesa reformada, que se llamó anglicana.

En 1527, sin heredero varón de ni esposa española Catalina de Aragón, el rey Enrique VIII hizo pública su decisión de divorciarse, pero el papa Clemente VII rechazó su pedido. En 1531 el Parlamento reconoció al rey como cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra. Cuando se casó con Ana Bolena, Enrique VIII fue excomulgado por el papa. El rey contrajo matrimonio, sucesivamente, cuatro veces mas.

Isabel I y el origen del poder naval inglés
Otra diferencia entre Inglaterra, España y Francia durante el siglo XVI, fue que el Estado inglés bajo los Tudor no organizó un ejército regular. En la primera mitad del siglo, mientras Carlos V y Francisco I luchaban por Italia, los ingleses, protegidos por su situación insular, se mantuvieron a la defensiva. Esta política tuvo una consecuencia muy importante en la sociedad inglesa: una parte de los nobles ingleses abandonaron la actividad guerrera y se dedicaron a actividades comerciales mucho antes que en cualquier otra región del continente.
Cuando en la segunda mitad del siglo XVI, Inglaterra participó de las guerras de religión que originaron nuevos conflictos entre los países europeos, La monarquía inglesa impulsó la modernización de la flota real equipándola con barcos de guerra muy superiores a los españoles y portugueses. Después de la destrucción de la Armada Invencible española en 1588, quedaron establecidas las condiciones para el dominio inglés de Los mares.
Este dominio marítimo tuvo una consecuencia muy importante: la flota se podía usar para la guerra pero también para el comercio. Desde entonces la mayor parte de la flota inglesa estuvo compuesta por barcos mercantes adaptados temporalmente para la batalla mediante cañones y que podían volver al comercio una vez terminada la guerra. En su reinado, Isabel promovió el desarrollo naval y “llegó a ser la dueña de la flota más poderosa que Europa haya visto nunca”. Además, el costo total de la armada y su mantenimiento era mucho más bajo que el de un ejército permanente. En 1603 Isabel murió sin descendencia y la dinastía Tudor fue reemplazada por la dinastía Estuardo.
BIBLIOGRAFIA:
upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/...
www.latercera.cl/.../0,,3_153851935_165,00.jpg

EL ABSOLUTISMO




Absolutismo significa poder soberano o de origen divino desligado de cualquier otra instancia de poder temporal, sea el papa o el emperador. En este sistema de gobierno el estado y el monarca se consideraban como una única entidad situada por encima de la ley, y el concepto de derecho divino de los reyes era la justificación que legitimaba la pretensión de soberanía indivisible.


Los antecedentes del absolutismo
El siglo XIV y buena parte del siglo XV fueron escenario de innumerables conflictos: depresión económica, fractura cultural y resquebrajamiento político en un escenario de guerras marcaron el tránsito hacia el siglo XVI. De la necesidad imperiosa por conseguir la paz en los diferentes reinos europeos, se derivaron dos repercusiones principales en el terreno político. Por una parte, los dos poderes tradicionales de la cristiandad medieval, el papado y el imperio, recuperaron, si no su anterior prestigio, sí su unidad. Por otra parte, a pesar de la gran variedad de formas institucionales de poder las monarquías feudales del medioevo salieron fortalecidas de una situación de crisis en la que habían conseguido erigirse lentamente en representantes de grupos nacionales, mucho más que de clientelas o huestes.


Todo el poder para el rey.
Las principales resistencias vinieron desde diferentes frentes. La primera era la fortaleza del poder de la nobleza. Garantizar sus intereses, en el marco del afianzamiento del poder personal del rey, fue un equilibrio permanentemente buscado a lo largo de la trayectoria política de todas las monarquías absolutas. Éstas nunca fueron árbitros independientes de la sociedad que se iba a dirigir, sino representantes insignes y garantes eficaces de la perpetuación del poder y hegemonía social de las noblezas, tanto si provenían de los señoríos de antigua estirpe, como de los fieles titulados de nuevo cuño. Fue para ellas para quienes se construyó el costoso aparato cortesano y el imponente mundo palaciego.
La segunda de las resistencias se concentraba en arrancar protagonismo a los órganos representativos del reino (cortes, parlamentos, dietas, etc.), todo ello sin intentar suprimirlos, ni atentar contra sus derechos; solamente evitando y espaciando su ritmo de convocatoria y haciendo que, progresivamente, perdieran su papel tradicional para ratificar cualquier petición de subsidio de guerra o impuesto público.
La tercera resistencia consistió en extender los tentáculos del poder real al gobierno de ciudades, villas y corporaciones, siempre tan celosas de sus privilegios y autonomía. Esto sólo pudo conseguirse a través del desarrollo de una política de concesión de honores que permitió al soberano inmiscuirse por muy diversas vías en las elecciones de cargos destinados a regir las diversas facetas de la administración municipal.
En idéntica línea, se diluyó el último gran escollo: controlar al menos terrenal de los poderes, la Iglesia. La profunda fractura religiosa de mediados del siglo XVI, ligada a la Reforma protestante y la posterior Contrarreforma católica, comportó, entre muchas otras repercusiones, un proceso de reafirmación de las iglesias nacionales, cada vez más alejadas de la omnipresente centralización del papado romano. En este marco, se hizo evidente la preocupación de los monarcas por vigilar e intervenir en la elección de los altos ministerios eclesiásticos que habían de ejercer un papel relevante en la justificación pública de la autoridad real y de su actuación política, en la paz y en la guerra. Todos fueron frentes difíciles de batir y, por ello, la lenta y no siempre exitosa lucha contra estas resistencias marcó buena parte de la historia de la consolidación de la autoridad de las monar­quías absolutas europeas, a lo largo de los siglos en que ocuparon el escenario del poder.

En Inglaterra, Francia, el Sacro Imperio, Polonia, Aragón y Castilla, entre otros, el rey, soberano cristiano consagrado por la Iglesia, se fue convirtiendo en la cabeza de una larga cadena de relaciones de vasallaje, encuadradas en el complejo marco del régimen señorial, y en el símbolo popular de la justicia. El monarca acumuló progresivamente amplios poderes, reforzando así su autoridad, cosa que le permitió vencer las resistencias y dotar de nuevos instrumentos al Estado.
BIBLIOGRAFIA:
www.icarito.cl/medio/articulo/0,0,38035857_152309077_150083710_1,00.html -